martes, 24 de enero de 2012

Objeto Imposible

Objeto imposible a la derecha e izquierda de la imagen


Después de haber llevado el objeto creativo de la "Servitella", me di cuenta de que la copa que incluía era un objeto imposible ya que no tenía base para apoyarse.

jueves, 5 de enero de 2012

En profundidad: el espejo

El hombre descubrió su reflejo en un estanque u otras superficies más o menos pulidas de la naturaleza. El descubrimiento pinzó su curiosidad y, a partir de ahí, comenzó a interesarse por su aspecto.
Esto pudo provocar que en la Edad de Bronce empezara a pulir metales para conseguir una imagen más nítida y brillante de sí mismo.

 
 El origen

En el Período Neolítico, unos seis mil años antes de Cristo, los chinos descubrieron que al pulir una aleación de cobre y estaño se obtenía una superficie reflectante. Con el tiempo, los espejos de bronce se convirtieron en elementos importantes en la vida del pueblo chino. Se utilizaban como regalo; protección ante los malos espíritus, como objetos funerarios para “iluminar la oscuridad para los muertos”, y en la arquitectura como símbolos protectores. Algunos de estos espejos tenían superficies sumamente cóncavas para manipular al máximo los reflejos de la luz y poder descubrir, en algunos casos, la forma de los demonios.

En el Antiguo Egipto, el acicalamiento personal, la búsqueda de la belleza, debía estar relacionada con el uso de espejos. En algunas tumbas se han encontrado restos de metales pulidos que bien podrían haberse utilizado como espejos.
   
Aquí fueron hallados espejos

La Biblia habla de espejos hechos de latón. Etruscos y romanos también fabricaron espejos de bronce grabados con figuras procedentes de la mitología y las leyendas. Huelga decir que estas piezas artesanales eran utilizadas por las mujeres de las clases sociales más altas.

Para los griegos el espejo era un elemento utilizado por la mujer en la aplicación de maquillaje. Así que lo consideraban engañoso puesto que ayudaba a la mujer a ocultar defectos que el hombre tenía derecho a conocer. Y si los usuarios eran otros hombres, la cosa era aún más vergonzosa y se los tildaba de afeminados.

Durante los primeros siglos de la Edad Media, hay una época proclive al uso del tocador, pero las epidemias y guerras, la austeridad y la falta de higiene hicieron mella en los hábitos. De nuevo, se acusa a las mujeres de utilizar el espejo para maquillarse y, de este modo, ocultar la creación divina teniendo en cuenta que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza.

A principios del siglo XVI, (1507) dos artesanos de la ciudad italiana de Murano, (Domenico y Andrea) inventaron los primeros espejos de vidrio con una fina capa de metal reflectante encima. El descubrimiento impulsó la creación de un gremio medio siglo después.

 
 Italia: impulsora del invento

Durante muchos años los venecianos guardaron celosamente el secreto de su fabricación y, de acuerdo con las leyes vigentes de la ciudad, que entonces era una república, se amenazaba y castigaba con pena de muerte a todo aquel ciudadano que revelara a un extranjero el sistema de fabricación de los espejos. Pero a finales del XVII se hacían en Gran Bretaña. Posteriormente, su confección se convirtió en una industria importante en países europeos y americanos.

Hoy en día hay una creencia supersticiosa que dice: “si se rompe un espejo son 7 años de desgracia”. No se puede tomar al pie de la letra. La creencia surgió a raíz de que el espejo, en tiempos antiguos era muy caro y sin duda, debido a su alto precio, en aquella época, era un lujo que podían permitirse ricos y pudientes, reyes y príncipes. Así que cuando alguien rompía un espejo, debía trabajar 7 años para pagarlo. De ahí la frasecita. Por fortuna este bello adminículo está al alcance de todos.

 
Abstenerse supersticiosos

Para fabricar los primeros espejos, los artesanos recubrían delgadas planchas de vidrio con una amalgama de mercurio y estaño. La superficie se cubría de hojas de papel de estaño, que se alisaban y se vestían de mercurio. Se tapaba con un paño de lana al cual se le ponían encima, para hacer peso, objetos de hierro durante aproximadamente un día. Después se inclinaba el vidrio, ya convertido en espejo, para que el mercurio sobrante escurriera y la superficie interior quedara reluciente.

El primero en experimentar con plata para cubrir el reverso del vidrio fue el químico alemán Justus von Liebig, en 1836. Como la tentativa resultó un éxito, desde entonces se han puesto en práctica diferentes variantes de su método que se utilizan en los procesos de producción de nuestros días.

En la actualidad, para fabricar espejos, se corta una plancha de vidrio del tamaño deseado y se elimina todos sus defectos puliéndola.

El vidrio se frota y se baña con una disolución de cloruro de estaño y se coloca sobre un soporte hueco de hierro colado. Se cubre con fieltro y se mantiene caliente con vapor. Después se vierte una disolución de nitrato de plata sobre él y se deja reposar durante una hora. Una vez seco, se cubre con goma laca y se pinta. Frecuentemente, los compuestos químicos para el plateado se aplican en forma de aerosol.

El material más apreciado como capa reflectante de los espejos es la plata, aunque también se han utilizado otros como el galio o el indio.
Los espejos comunes son planos y consisten en un cristal, a través del cual nos miramos, con una capa reflectante en su parte posterior, que se suele proteger con una cubierta para evitar que se estropee el material que permite que nos veamos.

Todos los espejos son un poco mágicos. Hay casas de espejos donde la gente entra a divertirse y por las distorsiones que se hacen posibles, ofrecen diversas versiones de una misma persona: gorda, flaca, deforme, pequeña, muy larga, en fin todas las posibilidades allí se vuelven una realidad.

En la actualidad los espejos tienen aplicaciones que rebosan ampliamente el marco de la estética personal. Ciencias como la astronomía no hubiesen podido desarrollarse sin la utilización de los espejos, base estructural de la mayoría de los telescopios.
Estas aplicaciones y otras menos importantes, como la mera decoración de espacios, hacen del espejo un elemento imprescindible, sin el cual el mundo de fin de siglo presentaría un aspecto verdaderamente diferente del que hoy vemos.


Fuente: Fco. Javier Hurtado Gutiérrez para el programa "Pequeños Grandes Inventos" de La 2 de TVE.